This is us

‘This is us’, el espejo que nos refleja

Que el amor es una verdad con erratas, que podría sonar así como verfad, es algo que aprendimos viendo ‘This is us’.

La imperfección es una letra que se nos escapa, un dolor agudo y viejo que se vuelve incontrolable. Es Kevin Pearson gritando que hay algo hiriéndole por dentro, que necesita ayuda sin que nadie lo escuche. O peor, sin que nadie se lo tome en serio.

«¿Y si estoy triste demasiado tiempo y no puedo ser una buena madre?», dice Rebecca Pearson en una serie que soy incapaz de analizar desde el punto de vista cinematográfico. Cómo hacerlo cuando me estruja así las entrañas y me muestra que, después de todo, no he estado tan sola.

Me di cuenta enseguida de que hay algo adictivo en este espejo que refleja todo lo que somos sin necesidad de grandes tramas, porque aquí no pasa nada. La vida, si acaso. Y en la vida, en la de todas y cada una de nosotras, las emociones, las que no redimen y también las que nos devastan, las que construyen en esencia lo que somos.

«A pesar de que soy un desastre, ¿crees en mí?», pregunta uno de los personajes mientras contengo las lágrimas e intento abrazarme justamente en ese lugar al que nadie ha llegado.

Ver ‘This is us’ es enfrentarte a tus lágrimas, dejarlas correr hasta que no puedes más, porque yo también estoy harta de perseguir fantasmas, de dudar de mí misma, de tener miedo, de temer que mi hija tenga miedo…

Un día me senté delante de mi terapeuta y le espeté: «Perdona, ¿tú ves ‘This is us’?».

La vida, supongo, sólo puede explicarse y entenderse con la vida. La esperanza son esos padres que, dispuestos a no cometer los mismos errores que cometieron los suyos, cometen otros. La memoria son los hermanos, las únicas personas en este mundo feroz con los mismos recuerdos que los tuyos. Y el amor… El amor es esa persona con la que poder ser vulnerable. El amor es fuerte cuando dejamos que por las grietas se cuele la fragilidad.

La familia Pearson es un grito de luz.

‘This is us’ es un lugar para quedarse, para encontrarte: «Esa cosa de no saber realmente quién eres en el fondo es la historia de mi vida».

Y de la mía.

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